diferentes vinos y quesos

¿Cómo se hace un maridaje?

La amplia variedad de vinos que hay en el mercado, hace que sea más complicado saber qué opción es la indicada para el tipo de plato a servir. Sin embargo, ofrece la oportunidad de realizar un buen maridaje.

Esta actividad de degustar vinos de diferentes maneras, se tiene que realizar de la forma correcta para encontrar el vino ideal que armonice con los sabores del plato.

Pasos para realizar un buen maridaje

La combinación perfecta entre las comidas y la bebida se consigue a través del maridaje. Por tal motivo, es importante seguir una serie de pasos para realizarlo de la forma correcta y mejorar las sensaciones gastronómicas del plato, ya sea que lo hagas en casa, que acudas a un curso o contrates una cata de vinos para empresas y eventos.

Entre los pasos que se deben seguir para un buen maridaje, se encuentran los siguientes.

1.      Elegir un vino

Lo primero es elegir un vino que sea de preferencia de los usuarios, esto mejorará la experiencia. No tiene que ser una opción cara o barata, ni fijarse en una buena o peor puntuación.

Lo importante es que sea del gusto de los usuarios para garantizar una mayor satisfacción durante la actividad. En todo caso, después se pueden usar otros vinos con la misma comida, o con diferentes recetas para experimentar nuevas sensaciones.

2.      De menor a mayor potencia

Cuando se realiza el maridaje de los vinos se debe hacer de menor a mayor potencia. Los primeros tienen que ser los vinos blancos suaves, luego los blancos envejecidos, y por último los dulces.

En el caso de los vinos tintos, se comienza con los jóvenes o ligeros, para después degustar los tintos de larga crianza o muy tánicos.

Al igual que los vinos, los platos tienen que seguir una serie específica, es decir, se comienza con los entrantes, ensaladas, sopas o cremas, y para finalizar los pescados o carnes.

3.      Degustación armoniosa

Al momento de maridar un vino con una comida, se tiene que degustar de forma conjunta, considerando la suma de los valores gastronómicos. Esto quiere decir que si la comida es especiada, los vinos a usar no deben ser complejos, sino ligeros y suaves. Gracias a esto, se armonizan los sabores de los vinos y las comidas.

Por otro lado, si se busca destacar los vinos, los platos tienen que ser sencillos para que las bebidas ganen el protagonismo. Un vino potente funciona muy bien con carnes rojas, sin especias o salsas, con el aderezo al mínimo.

También se deben tener en cuenta los opuestos, como lo picante y dulce, por ejemplo, para conseguir el mejor balance entre comidas y vinos.

4.      Vinos y quesos

A la hora de maridar vinos y quesos, se tiene que hacer desde el inicio. Se puede usar uno o varios vinos, con uno o varios tipos de quesos, en ambos casos, la gama de sabores es muy amplia, permitiendo realizar todo tipo de degustaciones.

Los quesos azules o picantes, se pueden acompañar con los vinos dulces para que el golpe intenso del sabor de estos quesos sea más suave. En cambio, para los quesos suaves o finos se recomiendan con los vinos tintos.

Puntos a tener en cuenta

Para que el maridaje sea excelente y se consiga disfrutar de una increíble experiencia gastronómica, hay varias consideraciones importantes que los usuarios deben seguir. Antes de iniciar con la actividad, se deben conocer los cinco sabores básicos, como el dulce, el salado, el amargo, el ácido y el Umami, lo que significa “delicioso sabor”.

Cuando se realiza el maridaje de las bebidas, hay que asignar estos perfiles de sabor a los platos a servir, para así determinar qué vinos se relacionan mejor con los componentes.  También es importante considerar los sabores y las texturas, tanto de las comidas como de los vinos.

En el caso de las comidas, se debe tener en cuenta la pesadez, la condimentación, sus principales sabores y la intensidad. Para los vinos, el cuerpo, la intensidad, los taninos, la acidez y el dulzor.

Para un buen maridaje, es necesario cuidar el peso de las comidas, y el cuerpo de las bebidas.

Si los platos a servir son pesados o ligeros, esto afectará su relación con el vino. Para que el peso de las comidas coincida con el cuerpo de los vinos, hay una regla sencilla para seguir.

Los platos ligeros se consumen con vinos ligeros, mientras que los platos pesados, con los vinos pesados. Nunca se debe maridar comidas pesadas con vinos ligeros, o viceversa, de lo contrario la experiencia de degustación no es satisfactoria.

Por último, elegir qué se busca para el maridaje, si un contraste entre las comidas y los vinos, o una coherencia en los sabores.

Se puede elegir la opción de que los maridajes compartan sabores y se mezclen para brindar una experiencia coherente. O bien, que los sabores sean diferentes entre sí, pero sin perder un buen equilibrio.

Algo que es recomendable realizar es completar los sabores sutiles, así como combinar platos intensos y potentes con bebidas que lo equilibren.

Tomando en cuenta estos puntos, el maridaje se convierte en un proceso más sencillo y profesional, con la seguridad de que la experiencia de degustación será satisfactoria para los usuarios, logrando descubrir nuevos sabores y sensaciones con sus vinos y platos.

 

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